Levántate, Rosalía
a ver la luna de plata
que el arroyuelo retrata
y el lago fotografía.
Levántate, vida mía;
¡anda, pues, no sea ingrata!
Levántate con la bata,
o sin ella Rosalía.
Ay, levántate mi nena:
sé complaciente, se buena
y ¡levántate, por Dios!
Levántate, pues trigueña,
que esta cama es muy pequeña
y no cabemos los dos!
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